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Imagen: LC |
Aprende a estar muy activo en este mundo, haciendo trabajos constructivos; pero cuando hayas concluido tus deberes, apaga tu motor nervioso. Retírate al centro de tu ser, que es la calma. Afirma mentalmente para ti: "Estoy calmado. No soy un mero mecanismo nervioso; soy Espíritu. Aunque vivo en este cuerpo, éste no puede perturbarme". Si tu sistema nervioso permanece en calma, lograrás el éxito en cualquier actividad que emprendas y, sobre todo, tendrás éxito con Dios.
Del libro: La paz interior.
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