Nadie está abandonado por el Padre.
Si te sientes solo y que nadie se preocupa de ti, haz lo contrario: procura ayudar a otros que necesiten de ti.
Visita los hogares pobres, a los niños necesitados, a los corazones hambrientos de tu cariño.
Derrama tu corazón afectuoso en el seno de los que sufren, y jamás te sentirás abandonado.
Tomado del Libro: Minutos de Sabiduría
Autor: C. Torres Pastorino
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